¿Quién no ha visto alguna vez las tremendas cuestas de San Francisco? Todo el mundo. Está claro. Yo también las conocía. Pero cuando están en ellas, cuando tienes que conducir por ellas, la cosa cambia. No son como en las películas. Son mucho más empinadas de lo parece, y cada 50 metros hay un stop. Impresiona. Pero para ellos es lo más normal. Aparcan en batería dejando el coche con una inclinación del 30 grados. Parece que va a volcar. Y las casas que las flanquean tiene al menos un par de metros más por un lado que por otro. Espectacular. Son las cuestas de San Francisco.
Después del Golden Gate y Alcatraz, las cuestas de San Francisco deben ser seguramente lo más popular de la ciudad. Y en realidad, son un auténtico fastidio.
No es que te impidan ir de un lugar a otro caminando, que te lo impiden, pero en las ciudades americanas no existe el concepto de ir de un sitio a otro andando. El problema es que conducir por ellas es ciertamente… No sabría definirlo con exactitud. Es entre peligroso y temerario. Entre acojonante y acojonado. Con perdón de la expresión.
La pendiente es tan grande en muchos puntos que si te despistas y levantas el pie del freno, o simplemente tienes un problema de frenos, en 5 segundos vas a 70 km/h. Hacia delante o hacia atrás. Depende de si subes o bajas. Y para hacerlo más complicado, en cada calle que cruza las cuestas han puesto un stop. Y en EEUU los stops se respetan o te empapelan. Así que cada 30 metros de cuesta que es como una pared, tienes que frenar, incorporarte en el asiento porque si no solo ves el cielo o el capó del coche, mirar y volver a arrancar. Con mucho sudor en la frente.
Hay que decir que los coches americanos, automáticos todos, son más sencillos de conducir en estos casos. No hay que pisar el acelerador, levantar el pie del freno y embragar al mismo tiempo. También ayuda que un gran número de los coches son grandes 4×4 que en caso de que se te vaya y te estampes contra la pared de una casa siempre tiene más que perder ella que tú o tu coche.
Eso sí, son un reclamo para los turistas. Algún tranvía que da paseos, alguno de exposición, una ruta con las cuestas que más han salido en el cine y por lo tanto son más fácilmente reconocibles… Vamos, que han hecho un show de una circunstancia. Muy americano. Y muy bonito al mismo tiempo porque estas cosas las hacen de maravilla.
Te diría que si vas a San Francisco te des un paseo por las cuestas, pero en realidad, si vas a San Francisco no te va a quedar otra que hacerlo. Así que ya que estás, que al menos disfrutes de su bella particularidad y sus espectaculares vistas.
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